"Sí se puede. Sí se puede".

Son los vendedores ambulantes, que en las últimas semanas revivieron el debate de eliminar el límite de permisos para comerciantes de la calle.  En esta protesta en junio, llegaron a las oficinas de los concejales de la ciudad. Su mensaje fue claro: ¿Qué queremos? ¡Permisos! ¿Cuándo? ¡Ahora!".

Pero aún no los tienen, y la lucha podría ser larga. Elise Godin trabaja para el Street Vendors Project, en donde hace poco más de un año coordina marchas como esta, para conseguir que se emitan más permisos. La mujer dice la mayoría de los afectados son hispanos. 

"Hay vendedores que no saben bien las reglas, las reglas son muy complicadas. Ni la ciudad ni los vendedores saben bien las reglas", dijo Godin. 

"Uno tiene que sentarse y esperar en una lista hasta más de 20 años", dijo un vendedor. 

La organización lanzó un video, en el cual se recrean las dificultades por las que pasan estos vendedores, como esperar 20 años a conseguir un permiso legalmente o pagar miles de dólares para obtenerlo en el mercado negro.  Acusan a las grandes empresas privadas de hacer cabildeo para no dar más permisos.

El Departamento de Salud, encargado de dar el permiso para venededores de comida en la calle, no logró darnos una entrevista a pesar de nuestra petición.

En cambio dijo en un comunicado que:

"El límite en la cantidad de permisos es establecida por la ciudad. Cualquier cambio tendría que ser legislado por el concejo municipal".

El concejal Ydanis Rodríguez representante del Alto Manhattan, dice que se puede llegar a un acuerdo justo.

“Tenemos que trabajar para crear un balance donde una persona que sea dueño de un negocio de una bodega de un restaurant no tenga tampoco la competencia de un vendedor que esté frente a este negocio pero creo que en una ciudad con un mercado tan amplio como NY es possible crear mas licencias de vendedores", dijo Rodríguez. 

La ciudad ha fallado en regular esta industria, balanceando las demandas entre los residentes y dueños de tiendas que quieren veredas limpias y los vendedores que buscan ganarse la vida.

Hasta el momento no existe un proyecto de ley en el Concejo.

Mientras se debate su creación, la realidad es que estos seguirán siendo objeto de un Mercado Negro que a pesar de estar a vista y paciencia de todos, no cuenta con una regularización adecuada.  

Lo importante dicen ellos, es que sean reconocidos, porque como afirman: trabajar no es un favor, es un derecho que se les corresponde y que no debe ser vulnerado.