Fue una muerte que causó conmoción en la prensa neoyorquina. 

Un periodista hispano asesinado a balazos en un restaurante de Queens. 

“Hizo claro que la libertad de prensa era peligroso incluso en los Estados Unidos, ejercer la libertad de prensa", recordó Albor Ruiz, columnista de Al Dia News.

La noche del 11 de marzo de 1992, Manuel de Dios Unanue perdía la vida a los 49 años mientras cenaba en el Mesón Asturias. 

“Me afectó muchísimo que una persona a la que yo había estado tan allegada, y que ayudó a formarme profesionalmente…  murió de una manera tan violenta”, explico Rossana Rosado, Secretaria de Estado de New York.

Natural de Camagüey, Cuba, de Dios Unanue huyó del régimen castrista primero viviendo en España y luego en Puerto Rico, donde se graduó de Criminología. Llegó a la ciudad de Nueva York en el año 1973.

Poco después comenzó a trabajar de reportero, ascendiendo a la dirección de El Diario La Prensa en 1984. Allí contrató a un sinnúmero de jóvenes periodistas. 

"Manuel tenía la capacidad yo creo que innata si tú quieres de ir al corazón de las cosas”, agregó Ruiz.

Mientras la prensa angloparlante se enfocaba en reportar las operaciones de la mafia italiana, de Dios Unanue ponía todo su esfuerzo en investigar el entramado del negocio de la droga -y sus violentas consecuencias- en barrios como éste, Jackson Heights.

“El Diario tenía en la portada el lema de 'El Campeón de los Hispanos', y él decía no se puede ser campeón si no se hace abogacía, si no se hace un esfuerzo de levantar la voz de esta gente, de estos lectores, de nuestra comunidad”, añadió Rosado.

La investigación policial fue lenta y complicada. Hacía tres años que de Dios Unanue había abandonado El Diario La Prensa, si bien continuaba reportando sobre el negocio de las drogas en Crimen y Cambio XXI, revistas fundadas por él mismo, y en varios libros. 

“Noticias de un alcalde sonriente que se pasea por cualquier lugar del mundo mientras la ciudad se hunde y se destroza a pedazos”.

También hacía programas de televisión y radio en los que continuaba sus duras críticas a los políticos de la época. 

“En el momento que le asesinan no sabíamos qué había pasado, quién lo podía haber matado. En algún momento llegó a tener más de un enemigo. Porque era así, era quijotesco, se peleaba con la gente, no sabías de dónde podía haber sido el asesino", recordó Esteban Creste, director de noticias de Univisión NY.

De Dios Unanue había escrito extensamente sobre las operaciones de carteles de droga colombianos y dominicanos. Un mes antes de su muerte había testificado en el Caso del Cerro Maravilla, en el que las autoridades puertorriqueñas habían ocultado información en la muerte de dos jóvenes independentistas. 

También había participado en intentos de restablecer relaciones con el régimen de Fidel Castro. 

Los medios, además, resaltaron sus problemas económicos.

“Empezó la investigación creyendo que se trataba del asesinato de un héroe, pero cada vez que empezaban a investigar más, se empezó a abrir como un abanico las posibilidades de quién podría haber matado", añadió Creste.

Condenar a los culpables fue una tarea que llevó dos años.