Mientras el gobierno del presidente Trump avanza con sus planes de deportación, surgen interrogantes sobre la atención médica de los detenidos.

El inmigrante polaco, Zbigniew Lutostanski, y su abogada dicen que funcionarios de un centro de detención de Nueva Jersey ignoraban, rutinariamente, sus problemas médicos.

Se puso tan mal que le tuvieron que amputar uno de sus dedos del pie y le diagnosticaron una infección en los huesos del pie.

Lutostanski fue arrestado por agentes del inmigración en su casa de Brooklyn el pasado noviembre, después de cumplir una sentencia en Rikers Island por conducir ebrio.

Los centros de detención de inmigración han visto un aumento en el número de detenidos desde que el gobierno federal comenzó a tomar medidas drásticas contra los indocumentados.

La agencia dice que trabaja con proveedores de salud privados para asegurarse de que los detenidos sean atendidos.