Nicaragua celebró, anticipadamente, la solemnidad de la Inmacualda Concepción de María y como cada 7 de diciembre, quemaron polvora en viviendas e iglesias de todo el país. 

A esta tradición se le conoce como 'Gritería' o Purísima.

Decenas de miles de nicaragüenses salieron a las calles para visitar altares que se colocan en cada vivienda en honor a la Virgen, realizando cánticos y rezos.

Después de terminar el rezo y los cantos, el grito se repite en el siguiente altar, pero antes se hace fila para recibir obsequios que consisten en dulces, frutas, trozos de caña de azúcar y en algunos casos pequeñas bolsas con arroz, frijoles y otros productos de la canasta básica.

Los altares son confeccionados con ramas de árboles que florecen únicamente en el mes de diciembre y son decorados con luces navideñas, cortinas o lazos.

La tradición se celebra desde 1857.