¡El amor está en el aire! El papa Francisco celebró el jueves la primera boda papal en el aire al casar en un avión a una pareja chilena mientras se dirigía a su última escala de su visita al país andino.

La boda se celebró a los 36.000 pies de altura durante el vuelo del papa entre la capital chilena y la región norteña de Iquique, donde realizó poco después una misa multitudinaria. Los flamantes esposos son sobrecargos de una importante aerolínea chilena.

Todo comenzó cuando Paula Podest y Carlos Ciuffardi _de 39 y 41 años respectivamente_ le contaron al papa que habían estado casados civilmente desde 2010, pero que su boda por la iglesia se frustró debido a un terremoto que sacudió el país el 27 de febrero de ese año. El sismo, que generó un tsunami posterior, derrumbó la iglesia donde se realizaría la ceremonia y mató a centenares de personas.

Francisco se ofreció a casarlos en pleno vuelo a bordo del Airbus 321 de la aerolínea LATAM. Ellos estuvieron de acuerdo y el jefe ejecutivo de la aerolínea sirvió como testigo.

“Me dijo que era histórico”, afirmó Ciuffardi a los periodistas en el avión, poco antes de besar a su flamante esposa. “Nunca antes el papa había casado a alguien a bordo de un avión”.

Detalló que la ceremonia fue breve. “Nos pidió las argollas y nos preguntó si había amor en nuestro matrimonio, si queríamos seguir juntos toda la vida”, relató.

Hubo momentos de bromas también.

El papa preguntó a Paula si seguía siendo jefa, a lo que la azafata respondió que “sí”.

“Y sigo siendo la jefa”, bromeó Paula ante la prensa.

Ciuffardi dijo que el papa les dijo: “Este es el sacramento que falta en el mundo, el sacramento del matrimonio. Que esto motive a otros a obtener el sacramento del matrimonio. Lo haré por este motivo”.

Podest y Ciuffardi, que tienen dos hijos -Rafaela de 6 años e Isabela de 3- dijeron que planean tomar una mini luna de miel y regresar a Santiago el viernes.

Francisco terminó su visita a Chile en Iquique, donde celebró Misa para los miembros de la creciente comunidad inmigrante de la ciudad antes de dirigirse a Perú.

Al parecer la boda notable transcurrió espontáneamente, como suele suceder con el siempre sorprendente Francisco: la tripulación de vuelo se estaba reuniendo en el frente del avión para tomarse una foto con el papa cuando la pareja le dijo que estaban casados por la ley y no por el sacramento eclesial.

“Le dijimos que somos marido y mujer, que tenemos dos hijas y que nos hubiera encantado recibir su bendición”, abundó Ciuffardi. “De repente, él nos preguntó si estábamos casados por la iglesia también”.

La pareja explicó que el campanario de la iglesia donde planeaban casarse se derrumbó el día del terremoto.

Un funcionario del Vaticano redactó apresuradamente un certificado de matrimonio oficial, aunque escrito a mano, afirmando que los dos habían consentido al sacramento del matrimonio el 18 de enero y que el papa lo había consentido.

Una atónita Podest estuvo casi sin palabras durante la hora restante del vuelo mientras contaba la historia a los aproximadamente 70 periodistas que viajan con el papa en sus periplos al extranjero.

Podest dijo que Francisco ofreció un consejo: “Los anillos de boda no deberían ser demasiado ajustados, porque te torturarán, pero si están demasiado sueltos, se caerán. Tengo que tener cuidado”, señaló ella sonrojándose.

Después de los aplausos y un desayuno con fruta fresca, cruasanes, café y té, el avión aterrizó en Iquique y la pareja se despidió de los pasajeros.

“Esperamos que hayan tenido un buen vuelo”, dijo la Podest.