Pocas sorpresas en las palabras del presidente Trump ante la sesión conjunta del Congreso. 

Nunca ha habido un mejor momento para comenzar a vivir el sueño americano, dijo el mandatario enumerando sus logros en economía, empleo y rebajas fiscales. 

Como se esperaba, en su primer discurso sobre el Estado de la Unión, le pidió a congresistas y senadores un proyecto de ley sobre inmigración que ponga por delante a América. 

Esa ley ofrecería un camino a la ciudadanía a casi dos millones de indocumentados que llegaron al país cuando eran niños a cambio de un muro en la frontera, más agentes de inmigración, terminar la lotería de visas y limitar la posibilidad de patrocinar a solo padres o hijos.

Como contrapartida, presentó a los padres de Kayla Cuevas y Nisa Mickens, adolescentes de Long Island asesinadas por la Mara Salvatrucha en 2016. 

El presidente dijo que miembros de pandillas han entrado al país de manera ilegal sin la compañía de un adulto. 

También destacó la labor contra las maras de Celestino Martínez, agente especial de Inestigaciones del Departamento de Seguridad Nacional. 

Otra legislación que pidió: un plan de un billón y medio de dólares para mejorar las infraestructuras del país. 

La repuesta demócrata llegó de políticos como el congresista Joe Kennedy que dijo a los soñadores y como de la delegada de Virginia, Elizabeth Guzmán, inmigrante del Perú: "En la presencia de soñadores patriotas en el Congreso – el presidente Trump presentó su plan que fundamentalmente cambiaría el carácter de nuestro país, un plan que no concuerda con la visión de nuestros fundadores quienes veían a la diversidad y a los inmigrantes con orgullo". 

La mayoría de los planes del Presidente requieren de un consenso bipartidsta, difícil de lograr con un electorado profundamente polarizado este año de elecciones al Congreso y al Senado.