Las dos iglesias de piedra cercanas a Broadway, situadas a la sombra del World Trade Center, han sido testigos de incendios y calamidades así como del veloz paso de la historia estadounidense, pero siempre han mantenido sus puertas abiertas. 

Sin embargo, en un indicio del cambio de los tiempos, la Iglesia de la Trinidad (Trinity Church) y la Capilla de San Pablo (St. Paul's Chapel) instalaron este mes detectores de metales. Las personas que quieran visitar la tumba de Alexander Hamilton en el panteón histórico de la Iglesia de la Trinidad, o quieran sentarse en los bancos de la Capilla de San Pablo, donde oró George Washington, y donde socorristas cubiertos de polvo descansaron después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, ahora deben pasar por puestos de seguridad como en los aeropuertos.

Los detectores de metales, instalados el 1 de marzo, seguirán funcionado "hasta que este mundo sea un lugar más seguro", dijo el vicario de la Iglesia de la Trinidad, el reverendo Phillip Jackson. 

Quienes visitaron la Capilla de San Pablo el Domingo de Ramos pasaron por los detectores para celebrar juntos el inicio de la Semana Santa, con la que se conmemora la historia de la crucifixión y resurrección de Jesús. 

Representantes de la iglesia dijeron que la decisión de reforzar la seguridad no se debió a ninguna amenaza específica, aunque Jackson señaló que el ataque reciente cuando un hombre embistió y mató a ocho personas con una camioneta en una ciclopista cercana fue "una señal de alerta". 

"Aunque nadie quiere este tipo de medidas, constituyen una reflexión de los tiempos que vivimos y de nuestro deseo de mantener segura a nuestra gente, parroquianos y visitantes", afirmó Jackson. 

Ambas iglesias históricas, que en conjunto sirven a una congregación establecida en 1697, no son los únicos inmuebles en el sur de Manhattan que han reforzado sus medidas de seguridad. 

Las personas que visitan la Estatua de la Libertad, el monumento del 11 de Septiembre o la plataforma de observación en el One World Trade Center pasan por detectores de metales. La Bolsa de Valores de Nueva York cerró sus puertas a los turistas después del 9/11. 

De cualquier manera, la aparición de los puestos de seguridad en ambas iglesias consideradas santuarios desde hace mucho tiempo sorprendió como novedad a algunos visitantes. 

"Se me hizo extraño", dijo Rosie Meeks, de San Antonio, que visitó la Capilla de San Pablo con su nieto de 9 años.