Desde Flushing Queens hasta Hudson Yards en Manhattan, el tren siete no sólo transporta a miles de pasajeros a diario, también...a la basura que dejan en el subway.

"Papeles, colillas, cigarrilos, envases de las sodas que se toman", dijo una usuaria.

Pero una vez cada tres meses, los más de 500 vagones de esta línea llegan hasta las instalaciones de mantenimiento de la MTA en Corona, para ser inspeccionados y limpiados a profundidad.

"No es fácil", dice uno de los empleados que limpia los trenes. A un equipo de siete le toma 8 horas hacer esta limpieza minuciosa de cada tren, cinco veces al año. 

"Al dedicar un equipo a limpiar los trenes por la noche cuando los vagones vienen a pasar la inspección podemos refregar las puertas y techos, algo que imposible de hacer todos los días cuando el sistema tiene que funcionar las 24 horas", explicó John Santamaría, jefe de mecánica del NYCT.

Limpian chicles, manchas en el techo, asientos y barandas, con líquidos no tóxicos. El vagón queda notablemente limpio de acuerdo con los pasajeros.

"Uno se sienta con confianza en los asientos porque ve que está limpio", dijo una usuaria.

La intensa limpieza tanto dentro y por afuera de estos trenes son el último paso para que luego vuelvan a salir a sus rutas a dar servicio. 

Además de esta limpieza minuciosa, los trenes son barridos al final de su ruta a diario.