Estos fueron los escalofriantes momentos de pánico que 149 personas vivieron a más de 32,000 pies de altitud y viajando a 500 millas por hora cuando uno de los motores del vuelo 1380 de Southwest Airlines explotó tras despegar del aeropuerto de LaGuardia.

Las piezas desprendidas se convirtieron en proyectiles que perforaron el fuselaje y convirtieron a Jennifer Riordan en la primera víctima mortal de un accidente aéreo en el país desde 2009. 

La tripulación tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Filadelfia. Otras siete personas recibieron atención por heridas leves. 

La noticia recorrió las redes sociales y causó reacciones mixtas en quienes viajaban más tarde: "Siempre me da mucho miedo cada vez que voy a viajar y con este tipo de noticias si le da a uno más 'miedito' tomar un vuelo". Alguien más añadió: "No siento ningún temor por el accidente. Cosas así pasan".

El Presidente y CEO de la aerolínea publicó un video de condolencias para la familia de la víctima y aseguró, en conferencia de prensa, que la aeronave afectada no tenía ningún problema mecánico hasta su última inspección el domingo. 

Ahora a investigación del la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte y la Administración Federal de Aviación se centrará en por qué el anillo que rodea al motor no contuvo sus partes durante la explosión. 

Un número importante de pasajeros sostuvieron su confianza en la aerolínea y su personal: "Confío en que la seguridad sea buena a la hora de viajar". Alguien más expresó: "Tengo que tener confianza en que están haciendo lo que pueden hacer para asegurar que todos estemos seguros."

El aterrizaje forzoso de este martes también marca la primera muerte de un pasajero a bordo de un vuelo de Southwest.