Dos partidos destacados en el comienzo del Mundial ilusionaron de nuevo a los jugadores y aficionados de México. La goleada sufrida el miércoles ante Suecia recordó a todos que el Tri de Juan Carlos Osorio lleva casi tres años siendo un equipo bipolar.

El 3-0 no bastó para echar a México de la Copa del Mundo, pero ello fue sólo porque una increíble Corea del Sur venció 2-0 en Kazán a Alemania, la campeona vigente, que requería ganar y quedó en cambio humillada en la fase de grupos. 

Y México se instaló en los octavos de final por séptimo Mundial consecutivo. Pero llega a esa instancia tratando de mantenerse a flote en un mar de dudas. 

Los golpes a la autoestima no constituyen una situación novedosa para el equipo durante la gestión de Osorio, quien llegó a Rusia duramente criticado pese a solventar la eliminatoria de la CONCACAF sin apuro alguno. 

En la Copa América Centenario realizada en 2016, México comenzó emocionando también, con un meritorio triunfo sobre Uruguay, sólo para estrellarse en el encuentro de cuartos de final ante Chile, que le endilgó al Tri un 7-0, la peor paliza de su historia en partidos oficiales. 

Un año después, en la Copa Confederaciones, México rescató un peleado empate en un partido de toma y daca contra el Portugal de Cristiano Ronaldo. Derrotó a Nueva Zelanda y a la anfitriona Rusia, pero sucumbió por 4-1 ante una Alemania que encaró ese certamen con un plantel alterno. 

El debut de los mexicanos en Rusia deparó un triunfo histórico, 1-0 precisamente ante Alemania, a la que jamás habían vencido en un partido oficial de categoría mayor. Otra victoria en la segunda fecha, por 2-1 sobre Corea del Sur, avivó la esperanza de que esta fuera la primera selección mexicana que resolviera la fase de grupos con una foja perfecta de tres triunfos. 

Lo que apareció en Ekaterimburgo fue el otro México, algo inconcebible si se toma en cuenta que Osorio envió a la cancha exactamente a los mismos hombres que habían enfrentado a la selección surcoreana. Fue, de hecho, la primera vez que el estratega colombiano repitió la alineación de un partido anterior desde que tomó las riendas en 2015. 

México lució vulnerable atrás y sólo las atajadas de Ochoa impidieron que Suecia tomara la ventaja en el primer tiempo. En el complemento, un gol de Ludwin Augustinsson, quien remató solo frente a Ochoa, un penal convertido por Andreas Grandqvist y un autogol de Edson Álvarez sentenciaron la peor derrota que ha sufrido México en una Copa del Mundo desde que Alemania lo trituró 6-0 en Argentina 1978. 

Y en estas condiciones, con una clasificación poco halagüeña, México llegará ante la muralla que le ha resultado infranqueable en los últimos siete mundiales seguidos, el duelo de octavos de final. Si el Tri quiere avanzar a cuartos de final por primera vez fuera de casa, tendrá que mejorar mucho respecto de su actuación del miércoles.

La derrota de ese otro equipo que también puede ser México.