A un mes de su detención migratoria tras entregar una pizza en la base militar de Fort Hamilton en Brooklyn, el padre separado de su de familia describió en su propia voz y sólo para NY1 Noticias las deplorables condiciones en el Centro Correccional del Condado de Hudson donde permanece recluido.

 "En este centro detención criminal yo he visto de todo, como ilegalidad de tenencia de armas, cuchillos, peleas. Yo me he enfermado de hongos en los pies, me enfermado de granos en la piel, me ha dado fiebre, me han cogido virus. A mi gracias a mis abogados y a mi esposa me han logrado atender médicos privados en hospital y han traído mis abogados médicos porque aquí ha sido la situación bien difícil con la atención", revelo Pablo Villavicencio. 

Su esposa aseguró que a pesar de que mantiene la esperanza, el deterioro de su estado físico es palpable.

"Físicamente si se le ve golpeado", dijo Sandra Chica.

Pablo cree que la atención e indignación que su caso ha generado han pesado sobre la decisión de la agencia de continuar con una antigua orden de deportación a pesar de estar a la espera de un cambio de estatus debido a su matrimonio hace 5 años.

"El director de ICE siempre se ha negado a darme la libertad y entonces eso es lo que me preocupa, que ellos se han tomado mi caso como persona", agregó Villavicenciol.

Pablo pasa sus días y noches preocupado por Sandra, su esposa y ciudadana estadounidense, así como por sus pequeñas Luciana y Antonia de 4 y 3 años de edad, también ciudadanas. 

"Eran niñas común y corriente. Ahora ellas no duermen bien, lloran mucho, sobre todo en la noche, lo extrañan bastante, me hacen miles de preguntas porque ellas tienen la idea de que él está trabajando", añadió la esposa Sandra.

También recuerda a diario el 1o de junio: el día que su vida dejó de ser la misma.

"Me impidieron físicamente salir de la base y lo que pasó por mi mente, pues es que mi mundo se acababa, que mis hijas iban a ser arrebatadas de mí y que mi esposa iba a sufrir mucho al estar sin mi presencia, estar sin mi apoyo incondicional, emocional, físico, económico", explicó Villavicencio.

Sandra no comprende al militar que lo retuvo hasta entregarlo a agentes migratorios, hecho que sus abogados consideran una detención ilegal.

"La pregunta mía hacia él es qué lo motivó a hacerle todo esto a Pablo", se preguntó la esposa.

Tanto Pablo como Sandra agradecen el apoyo de la comunidad y piden que se continúe pidiendo a la administración federal que cese la separación de las familias.

"Yo le pido a la gente encarecidamente como también a las autoridades que sigamos en esta lucha de lograr el objetivo de retornar a mi hogar con mi esposa y mis hijas y que sigamos en la calle y demostrándole a este gobierno las arbitrariedades que hace con los niños en la frontera, de las atrocidades que hace de se parar familia, que como en el caso mío y es separar de mis hijas y mi esposa.", dijo Villavicencio.

¿Cuántas familias más se van a tener que ver separadas y pasar por la misma situación que estoy pasando yo?, se preguntó por su lado la esposa.

Sandra y Pablo tuvieron que observar a la distancia su quinto aniversario de bodas porque no era día de visitas en el centro de detención. La pareja espera que el 24 de julio el juez migratorio que preside el caso se toque el corazón y le permita a Pablo regresar al lado de su familia.