El Departamento de Salud de la ciudad de New York tiene un plan para añadir un dispositivo electrónico (una especie de GPS o aparato de navegación) a cada "carrito" de comida ambulante para así poder saber adonde se encuentra cada unidad y poder hacer inspecciones.

El plan es controversial ya que muchos vendedores ambulantes y organizaciones que los apoyan temen que mediante el sistema propuesto el gobierno pueda saber donde se encuentra el vehículo de comida y quienes lo trabajan –y muchos de estos son inmigrantes.

El Departamento de Salud señaló que entiende el actual clima político que se vive y que se han tomado las precauciones necesarias “para proteger a los vendedores”.

“La solución propuesta de compartir la ubicación solo ubicará la unidad de venta, no el vendedor”, aseguró el Departamento de Salud. La idea, sigue el departamento, es facilitar la ubicación de un determinado “carrito” cuando se quiera hacer una inspección.

Actualmente hay 5,500 "carritos" con licencia para vender alimentos en la calle. De estos, al menos un quinto nunca pasa por una inspección ya que los inspectores no saben donde están.

Para los críticos sin embargo, el plan es peligroso ya que temen que la información sobre los “carritos” termine en manos de las autoridades.

“Estamos preocupados de que esto termine en la manos equivocadas dado el actual clima político y la posición dura que han tomado las autoridades federales”, dijo Matt Shapiro de la organización Street Vendor Project, citado por el New York Post.

“Se siente como el ‘Big Brother’ (el Gran Hermano)”, dijo un vendedor también citado por el Post en referencia a que las autoridades sabrán de su ubicación.

La propuesta del Departamento de Salud ha pasado por un periodo de comentarios los cuales serán tomados en cuenta antes de finalizar el plan o propuesta.