El Día de las Brujas o Halloween y el Día de los Muertos son no solo dos celebraciones con algún parecido sino que además se dan en fechas cercanas, tan así que algunos hasta las celebran en conjunto –una noche de brujas del  31 de octubre muy estadounidense mezclada con aspectos del muy latinoamericano Día de los Muertos.

La verdad sin embargo, es que las dos celebraciones son muy diferentes.

Si Halloween es sobre una noche de terror y de miedo a lo desconocido, el Día de los Muertos es una celebración de al menos dos días en la que aun cuando el tema es la muerte ésta es celebrada y querida. Es una oprtunidad de mostrar cariño y respeto por los familiares y amigos fallecidos.

Una cosa es definitiva: el Día de los Muertos no es el “Mexican o el Latinoamerican Halloween”.

La celebración del Día de los Muertos se expresa de muchas maneras, una de ellas con las calaveras y esqueletos (catrinas) que a menudo son representadas bailando o tocando música. La misma idea: reírse ante la muerte. Más recordar la memoria de los seres queridos que lamentar su ausencia.

Esta conexión –alegre, cariñosa y divertida- con los seres queridos y amigos ausentes es algo que no existe en la celebración de Halloween. Para el Día de los Muertos en cambio es la esencia de la celebración.

Es tal la importancia o el significado de la celebración de el Día de los Muestos en la cultura popular de varias sociedades latinoamericanas –en particular en México- que la UNESCO (el órgano de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura) reconoció hace unos años la festividad como parte de la Herencia Cultural Intangible de la Humanidad. Una expresión de la cultura y tradiciones que se han ido pasando de generación en generación y que forma parte de la “herencia cultural” del mundo.

El origen de la celebración del Día de los Muertos tiene que ver con las culturas indígenas prehispánicas para quienes los muertos seguían siendo parte de la comunidad –a quienes había que mantener vivos en memoria y espíritu. El Día de los Muertos es cuando regresan a la tierra. La celebración actualmente es una mezcla de esa tradición indígena con rituales cristianos –se celebra en el Día de los Santos y en el Día de los Muertos en el calendario católico.

El centro de la celebración del Día de los Muertos es un altar u ofrenda que se construye en las casas o en los cementerios. Con el detalle de que son altares para recibir de nuevo a los espíritus de los que se han ido al más allá. Y es por eso que están plenos de ofrendas –agua, comida, fotos de familiares, candelas, etc.- Incluyendo en estas ofrendas fotos y pertenencias apreciadas favoritas del muerto. Se utilizan flores cempasúchil (Marigold) o flores de muerto para adornar el altar.

En varios países latinoamericanos se celebra el Día de los Muertos, pero solo en México con la elaboración y extensos rituales que ahí existen. Las calaveritas y catrinas para el caso, son una tradición única de México –al menos en sus orígenes.

Las calaveritas son dulces precisamente en la forma de calaveras. Las catrinas son imágenes de esqueletos vestidos como una dama con sombrero incluido que intentan ser una burla a la gente adinerada –se iniciaron con el artista mexicano José Guadalupe Posada y luego con el aporte del gran pintor Diego Rivera.

Algo muy mexicano también, el Pan de Muerto. Pan dulce con azúcar y semillas encima y decorado con formas de huesos y calaveras.

Pero aunque diferentes celebraciones –Halloween y Día de los Muertos-, no por ello excluyentes una de la otra. Aun en México muchos celebran el Día de las Brujas o Halloween como previo a lo que vendrá luego con el Día de los Muertos. Aquí en Estados Unidos, igualmente. Muchos celebran el Halloween y esa misma noche incluso dan comienzo a la celebración del Día de los Muertos.

No se pierdan la cobertura de NY1 Noticias el 31 de octubre: noche de Brujas con el toque latino del Día de los Muertos.