Así como Rosa, a cualquiera que pruebe su ceviche, arroz con mariscos o lomo salteado, le dan ganas de dejar el plato limpio y hasta chuparse los dedos.

Rosa es una de las más de 30 abuelas que dan vida a Nonna´s of the World, iniciativa que hace parte del restaurante Enoteca María en Staten Island. 

Los fines de semana este sitio abre su cocina a las abuelas chefs para que preparen los platillos tradicionales de sus países. Cada una es protagonista, una vez al mes.

“Le agradezco a Dios que me ha dado esta oportunidad, ¿no?, de poder preparar productos peruanos, comidas peruanas, típicas del país, en un restaurante muy conocido, donde hay 'nonnas' de todas partes del mundo”, dijo Rosa Correa.

Rosa, quien actualmente tiene 80 años recién cumplidos, recuerda que aprendió todo lo que sabe gracias a su madre.

 
Correa.

 

“Yo cocino casi desde los 12, 13 años. Mi mamá me enseñó en Perú a cocinar, y siempre, siempre me gustó la cocina”. “No lo puedo olvidar que siempre me decía que lo haga como ella me decía, no como yo quería”.

Rosa cocina con pasión y siempre pide que los ingredientes sean originales de Perú para que los sabores sean lo más auténtico posible.

“Choclo peruano, ají amarillo…”

Jody Scaravella creó la Enoteca María hace casi 16 años y el Mundo de Nonna´s hace siete.

“Originalmente, todo era solo para consolarme, luego de perder a mis abuelos y a mis padres, fue para recrear lo que ellos hacían”, explicó Scaravella.

"No puedes evitar sentir que está sucediendo algo mágico allí en la cocina, y como dijo Rosa, ella aprendió a hacer ceviche de su madre y su madre aprendió de su madre, por lo que tienes cientos de años de conocimiento saliendo de sus dedos. Y así es como su cultura sale a la luz", agregó Scaravella.

Siempre hay presencia de una abuela italiana y de otros países como China, Brasil, Argentina, Bangladesh, Japón, Puerto Rico, Grecia, Ecuador y Venezuela, entre muchos otros.

"Nos llaman y nos felicitan, nos tomamos fotos y la gente contenta de lo que uno les prepara, ¿no?”, dijo Rosa. “Me encanta, me encanta, o sea, es una satisfacción para mí trabajar, me siento bien, al menos hasta cuando pueda y si lo puedo hacer lo hago”.

Y así se mantienen vivas las recetas de las abuelas que nosotros tenemos el inmenso gusto y privilegio de saborear.