A los 64 años de edad, Sonia Ríos volvió a nacer. Debido a una condición genética, su deteriorado corazón, no daba más y estaba a punto de morir.

“Porque yo misma sabia, estaba consciente que en cualquier momento yo iba a fallecer, no era algo nuevo para mí”, afirma Sonia Ríos.

Sin embargo, la doctora colombiana Johanna Contreras, del hospital Monte Sinaí, le dio una esperanza de vida, colocándole un marca pasos en 2018 y tratamiento hasta encontrar un donante de corazón, algo que ocurrió 4 años después.

Sonia Ríos

“La única opción que tenía ella era el trasplante cardíaco, porque realmente las pompas mecánicas que tenemos hoy día, solamente le dan pompeo al lado izquierdo del corazón, pero como esta enfermedad es global es todo el corazón que está comprometido, la única manera que había para salvarla en este momento, o cuando tuvo la enfermedad avanzada cardíaca, obviamente era el trasplante cardiaco”, explica esta cardióloga de insuficiencia cardiaca avanzada y de trasplante.

La cirugía a manos de la doctora Contreras se realizó en febrero de 2022, duro más de 8 horas y fue todo un éxito, a los pocos meses Sonia estaba como nueva, para felicidad de sus tres hijos y su esposo Antonio Ríos.

“Si, muchas veces no podía subir las escaleras, me tenía que quedar rato ahí a ver, y poquito a poco, y ahora… Já…, si me dejaran corriera”, asegura Ríos.

Sonia Ríos, padecía de cardiomiopatía hipertrófica que heredó de su padre, quien murió de la misma enfermedad. De hecho, muchos de sus primos también fallecieron por esta condición.

“Obviamente los pacientes nacen con esta enfermedad. Se ha asociado con algunas malformaciones genéticas, mutaciones genéticas, pero no siempre. Hay pacientes que pueden tener la enfermedad, sin tener la mutación genética que conozcamos hoy en día”, agrega Johanna Contreras.

La doctra Contreras con su paciente Sonia Ríos

La doctora Johanna Contreras conjuntamente con el hospital monte Sinaí, recomiendan a la comunidad latina realizarse pruebas genéticas, si en la familia existe un historial de enfermedades del corazón y a recibir tratamiento preventivo, antes de que sea muy tarde.

Por años el médico que le atendía a Sonia, no detectó el problema que siguió avanzando.

“Iba con frecuencia al cardiólogo, pero no decían la magnitud del problema”, dice Ríos.

“Les inculco a los pacientes hispanos que nos volvamos donadores de órganos porque podemos salvar, no solamente una vida, sino entre siete u ocho vidas, porque puede tener bien los órganos y salvar la vida a alguien”, manifiesta la doctora Contreras.