Los propietarios del Bar restaurante la Marina de Inwood esperan que el concurrido lugar de fiesta y comida a orillas del río Hudson reabra sus puertas este verano. En diciembre, el negocio fue cerrado por la Autoridad de Licores del Estado de Nueva York después que un empleado fuera arrestado ahí por venta de drogas.

"Nosotros no podemos controlar, igual que la policía no puede controlar, igual que los políticos no pueden controlar a sus empleados", dijo Fernando Mateo, inversionista de la Marina. 

Mateo, ex propietario de la Marina y ahora solo un simple inversionista, nos dice que se sienten blanco de una persecución injustificada por parte de la ciudad. 

Los planes ahora son de reabrir este verano como un restaurante de la cadena Brother Jimmy's BBQ.

"Eso si estaría bien porque a parte de que se comería bien, habría un lugar donde uno pudiera estar tranquilo, Eso sería fantástico", dijo un vecino.

Sin embargo, el gobierno de la ciudad trata de impedir esta reapertura por medio de las cortes.

La compañía propietaria de la Marina, el Manhattan River Group, nos confirmó por teléfono que aunque el gobierno de la ciudad quiere anular su contrato de arrendamiento, diariamente están en negociaciones para poder reabrir el negocio este verano antes que la batalla legal sea decidida por un juez. 

La organización que defiende a los restaurantes en New York no ve con buenos ojos que La Marina permanezca cerrado.

"Ahora va a venir un elemento a esta zona que no se había visto porque ya no hay actividad. La Marina daba trabajo, La Marina daba entrenamiento. Ahí se podía tener una boda, un evento grande", dijo Arelia Taveras, directora ejecutiva de la Asociación de Bares y Restaurantes Hispanos de NY.

Mateo nos dice que si no se les permite, entonces demandarán a la ciudad por el dinero invertido en el negocio.

"Nosotros cojimos un basurero, un bausrero, invertimos 6 millones de dólares para crear un palacio para nuestra gente, y la ciudad ahora que hicimos este palacio, nos los quiere quitar a nosotros para dárselo a los blancos", agregó Mateo.

El negocio estuvo plagado de quejas, entre ellas que imperaba la escasez de estacionamiento, que creaba mucho ruido por la música alta y que los clientes salían borrachos a crear problemas en el vecindario.

Mientras otros quieren su pronto regreso al área.

"Bueno la comida era muy rica, la vista, pasarla bien. El entretenimiento también era muy bueno", dijo un joven vecino. 

La Marina emplea a 350 personas que por el momento no saben si regresarán pronto a trabajar.