"Estamos ansiosos porque tenemos que tener el hospital trabajando y estamos en riesgo porque hay muchos pacientes que tienen el COVID-19', dijo la enfermera de cardiología Vigdalia Ayala.

Este temor se escucha en las voces no de políticos, sino de los incansables servidores en salas de emergencia y personal médico atendiendo a los afectados por la enfermedad que ha desatado la peor crisis de salud pública en décadas, que enfrentan en escasez de equipo de protección.

"Estamos muy nerviosos porque estamos bregando con mucha gente que están enfermos. Tenemos miedo a quedarnos sin máscaras. Tengo un hijo que tiene Diabetes-1 y tengo miedo de traerle la enfermedad a mi casa",dijo Iliana Pichardo, también enfermera.

El sindicato de paramédicos exigió la pronta entrega de mascarillas a los servicios de emergencia. Dicen que casos como el de Christell Cadet, quien contrajo la enfermedad de alguno de sus compañeros en el Departamento de Bomberos y ahora se encuentra hospitalizada en condición crítica, abundan. Pero además de la carencia en números, la distribución de este equipo esencial es una preocupación.

"Yo encuentro que mucha gente tiene las máscaras inapropiadamente. Las enfermeras, los doctores, los técnicos, los terapistas tienen que tener las N-95 porque están con los pacientes directamente en el área intensiva. Yo encuentro que mucha otra gente que no está con pacientes andan con las N-95", agregó Ayala.

Además de las mascarillas, hay otros elementos como los respiradores artificiales que continúan escaseando en los hospitales tanto públicos como privados en toda la ciudad.

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