Es una voz trata de quitar el estrés de los pocos transeúntes que caminan por las calles de la Quinta Avenida en Sunset Park.

Es la voz de Santiago López, un inmigrante mexicano que todos los días viene dar un poco de alegría a la gente a pesar del brote del coronavirus.

"Para levantarle el ánimo a la gente, esto siempre ha sido mi vida siempre. Siempre he andado tocando en la calle...Si no hay gente yo de todos modos canto, voy a cantarte algo", dijo Santiago.  

Santiago platica con vecinos y anima a los niños. El inmigrante viaja todos los días desde un albergue en El Bronx hasta Brooklyn a las cinco de la mañana y regresa a las cinco de la tarde.

Curiosamente hoy lo encontramos cantando enfrente de una clínica con una fila de personas a la espera de consulta.

"No hay que tener miedo para no debilitar las defensas del cuerpo, porque cuando se tiene miedo las defensas del cuerpo se caen y eso es donde entran las enfermedades", dijo Santiago.  

Santiago es un ejemplo de uno de los tantos retos que enfrenta la ciudad ante el brote de COVID-19: las miles de personas que no tienen un hogar y que permanecen en las calles durante el día.

Como Santiago hay más de 60 mil neoyorquinos, según datos de la ciudad de enero de este año, que se quedan en refugios temporales, muchos de ellos tienen que salir a las calles durante el día, a pesar del brote del coronavirus.

Santiago tiene 70 años, pero a pesar de su edad  no le queda de otra más que salir a las calles a ver si alguna persona le deja alguna propina.

"Y les digo, oye tu no tienes miedo, estás loco, es que tenemos miedo pero hay que llevarlo con calma", dijo Santiago.  

Al momento 109 personas sin hogar han dado positivo al COVID-19, 99 de ellos viven en el sistema de refugios y albergues de la ciudad.

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