Durante 24 años, La Fonda Paisa ha sido uno de los puntos de encuentro para latinos en la avenida Palisade de Englewood, New Jersey.

"Para nosotros y para la gente, porque en este pueblo hay mucha gente que vive en cuartos y no pueden cocinar entonces para ellos venir a un restaurante es como una recreación una relajación", dijo Erica Binkert, propietaria del Restaurante Fonda Paisa.

Durante muchos años este pueblo fue mayormente colombiano pero ahora han venido inmigrantes mexicanos y salvadoreños. Y eso ha sido bueno para el negocio. Pero la orden de cierre del gobernador de NJ Phil Murphy en respuesta al brote de coronavirus ha golpeado a los pequeños negocios. Los restaurantes solo pueden hacer entregas o vender comida para llevar. Este era un establecimiento que estaba siempre lleno. Ahora sus ventas han bajado en un 50 por ciento, haciendo más difícil poder cumplir con sus responsabilidades.  

"Tuve que quitar dos empleados en la cocina, (a) los muchachos les dije o quitamos a unos empleados o les bajó el sueldo y ellos prefirieron que les bajamos un poco el sueldo para que los compañeros no se fueran, pero trabajamos menos turnos", agregó Binkert.

Paula Duque nos dice que venía con frecuencia a la Fonda Paisa a pasarla bien, era un lugar de reunión entre amigos y espera que muy pronto todo vuelva a la normalidad.

"Me gusta venir, me gusta sentarme, me gusta claro que sentarme en la barra, hablar con las niñas, claro que si, eso se extraña muchísimo, porque pues ya solamente podemos venir recoger a cierta distancia ya no podemos tener esos tiempos que se venía una relajarse un poquito a cambiar de ambiente y a charlar con todos", dijo Duque.

Y al igual que muchos pequeños negocios de Englewood aquí en el restaurante la fonda paisa todavía no ha recibido ni un solo centavo del paquete de estímulo del gobierno federal.

El negocio de comida colombiana estuvo cerrado por un mes al comienzo del brote del covid 19. Es un mes de alquiler que todavía se debe. 

"Es muy duro porque uno tiene que responder por demasiados 'taxes', luz, agua, seguros del restaurante y empleados es demasiado", dijo Binkert.

Pero mantiene las esperanzas de poder funcionar como antes, con mesas llenas y un ambiente donde muchos del barrio quieren estar. 

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