En medio de la crisis, 30 por ciento de las despensas de alimentos de la ciudad de Nueva York han cesado sus operaciones desde el brote de COVID-19.

"Gracias a Dios hay iglesias samaritanas que por lo menos en la calle están regalando comida, es gente de buena voluntad y de buen corazón que nos están dando comida", dijo Omar Morales, desempleado desde hace más de tres meses.

Pero Omar y muchos otros latinos que han recurrido a la distribución gratuita de alimentos de organizaciones sin animo de lucro u otras que las autoridades han coordinado, encuentran que no toda la comida está en buen estado.

"Yo no soy un doctor para decir que está mal pero sí tiene mal olor", agregó Omar.

La alcaldía informó del cese de contratos al menos a dos empresas Gate Gourmet y Cariati Developers. Según nuestros fuentes estas empresas habían provisto alimentos para su distribución en escuelas o a neoyorquinos de la tercera edad o en condición vulnerable que no pueden salir de casa a comprar sus despensas. 

La Contraloría envió una carta a las autoridades municipales pidiendo que se aumente y agilicen los programas alimentarios de emergencia en medio de la pandemia, así como que se monitoree la calidad de las entregas.

"Son personas mayores que necesitan más cuidado, más protección de la ciudad", dijo una vecina.

"Tiene que checar que la comida está mal y no dársela a los viejitos", opinó otra vecina.

"No puede ser posible que esté mandando comida que no está apta para que la consuma uno", dijo otro entrevistado

"Los proveedores tienen que tener cuidado con la mercancía que envían y la ciudad tiene que tener personal para revisar que las cosas estén llegando bien", agregó otra vecina.

La contraloría también indicó que quieren que las autoridades de la ciudad de incremento en las redes que tienen en comunidades donde las necesidades alimentarias sean especiales. 

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