Con protestas en la calle varios dueños de restaurantes del alto Manhattan presionan al alcalde y al gobernador para que les permitan servir a sus clientes dentro del negocio.    

"Si no nos permite ofrecer el servicio en la parte de dentro con ciertas limitaciones y siguiendo el reglamento de salud evidentemente vamos a desaparecer", aseguró Alexis Pérez, dueño del Restaurante Chillis Bar and Grill.

"Al que tiene la opción de comer afuera, esta opción tiene una fecha de expiración. En un par de semanas el frío, la lluvia limitará o cancelará por completo esa opción", agregó por su parte Josue Pérez, de la Coalición de Pequeños Negocios de Inwood y Washington Heights.  

Los dueños aseguran que atender a los clientes al aire libre bajo el programa calles abiertas ha sido una gran ayuda después de estar cerrados por meses, pero se quejan de que las ganancias no son suficientes para sobrevivir. 

En el restaurante Alberto's Mofongo para el caso, de 45 trabajadores que tenían antes de la crisis del coronavirus, solo hay quince trabajando. El resto está desempleado.

"Están esperando, llamando que quieren un día, dos días pero es que no hay forma como ubicarlos, uno quisiera darle por lo menos 2 horas pero no hay forma porque el negocio no cubre", reveló Alberto Nuñez, dueño del restaurante Albert’s Mofongo House.

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Y este grupo dice que no es justo que en otras ciudades del estado de Nueva York se les permita a los restaurantes poder servir a sus clientes dentro y aquí en la ciudad no lo pueden hacer esperan que esto cambie pronto.

A partir de este viernes restaurantes en Nueva Jersey podrán servir a sus clientes, aunque solo con un 25 por ciento de su capacidad.

¿Por qué Nueva York? será que existe un plan para destruirnos a nosotros?, se preguntó Pérez, del Restaurante Chillis Bar and Grill.

"Cuando el frío llegue, si no hay algo de abrir dentro, obligatoriamente hay que cerrar porque es que esperando una llamada o una persona que venga comprar un lonche, para llevar eso no es suficiente", añadió Nuñez.

De tener que cerrar durante el invierno, aseguran los propietarios, habrá consecuencias desastrosas para la economía de la ciudad.

"Cerrar los restaurantes por un periodo de tiempo de 4, 5, 6 meses es prácticamente matar lo que es la economía de nuestras comunidades pobres", dijo Luis Tejada, del Centro Hermanas Mirabal.

"Si uno piensa, cada negocio tiene por lo menos 5 empleados o más, si cerramos este negocio vamos a encontrarnos con más desempleos, vamos a encontrarnos con más desalojos", dijo la activista Lena Meléndez.

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