El alcalde Bill de Blasio advirtió que si la ciudad alcanza una tasa de contagios superior al 3% según los parámetros del estado, el cierre de negocios no esenciales de alto riesgo será inevitable.

Una noticia que consternó a algunos dueños de negocios, como Natasha Collado, del restaurante República en la calle Dyckman. 

Para ella otro cierre sería un golpe muy fuerte.

“Ya la industria está sufriendo mucho y básicamente mucho, mucho de nosotros que somos propietarios de negocios tenemos todo invertido en estos negocios", explicó Collado.

Mientras ella espera que su negocio siga abierto, algunos de sus clientes dicen que no tienen más opción que acoplarse a las medidas del gobierno.

“Quiero decir, es la nueva normalidad que uno vive pero hay que adaptarse", dijo una clienta.

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Por su lado, de Blasio enfatizó que es solo cuestión de tiempo para cerrar.

El gobernador Andrew Cuomo también alertó que toda ciudad pronto podría ser considerada una "zona naranja".

Lo cual implica que en los restaurantes sólo podrían servir al aire libre con un máximo de 4 personas por mesa.

Igualmente, el cierre de negocios no esenciales de alto riesgo como gimnasios y cuidado personal, salones de bellezas, barberías y otros similares. Las casas de culto tendrían que reducir su capacidad a 33%, con 25 personas como máximo.

Las reuniones masivas se limitarían a 10 personas, tanto en el interior, como en el exterior. Y en las escuelas, sólo aprendizaje a distancia.

Ante estas medidas, Paolo Di Valdi, Estilista, dice que no le quedará de otra que buscar otras opciones.

“Lo que hay que, nada, buscar otra alternativa, yo hago cursos virtuales de maquillajes, buscar a ver cómo podemos hacer dinero ya", dijo Di Valdi.

Pero para Robert Dume, el dueño de otro salón, quien aún está pagando alquiler acumulado durante el primer cierre, estas reglas traen consigo mucha incertidumbre.

“Mira, uno queda en la duda porque la primera vez fue supuestamente por dos semanas...Los gastos siguen corriendo y la producción parada, es algo fuerte”, dijo Dume.

Una frustración que comparte con Maria Isabel Paulino, quien justamente este jueves se acaba de inscribir en el gimnasio. 

“Vengas al gimnasio o no vengas esa membresía hay que pagarla", dijo Paulino.

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