"Es algo inhumano que no dejes usar el baño una persona porque tiene una necesidad urgente, no es porque yo quiera por gusto molestar".

Ramiro, como muchos repartidores de comida que se ganan la vida a bordo de una bicicleta, denuncia ser objeto de discriminación de los negocios a los que sirve.

"Que no, que no puedo usar el baño. Me siento mal porque trabajamos para la compañía y la compañía no hace nada", contó otro repartidor.

Y es que en una reunión de la junta comunitaria 7 del Upper West Side, una propuesta del Comité de Transporte para pedirles a los restaurantes garantizar el acceso de estos trabajadores encontró oposición de sus miembros. 

Los activistas aseguran que es sólo un ejemplo de una situación generalizada.

"Es un problema sistemático de toda la ciudad que requiere pasos específicos, que haya una reforma legal", dijo Ligia Guallpa, del Proyecto Justicia Laboral.

"Han servido durante toda esta pandemia, expuestos al riesgo del virus y muchos se han enfermado de COVID y están afuera aunque haya lluvia, nieve, frío y merecen nuestro respeto", dijo el concejal de Manhattan Mark Levine.

Sus aliados se cuentan casi siempre entre otros latinos que trabajan en los establecimientos.

"Aunque no vengan a recoger comida aquí de los otros, les dejamos usar el baño porque sabemos. Esta comunidad es muy chiquita y bien unida. Nosotros tratamos de mantener la paz", dijo una trabajadora.

"Trabajan mucho, es mucho cansancio y no tienen adonde ir, nosotros los dejamos", agregó otro trabajador.

En el Concejo Municipal también se han presentado otras iniciativas para conminar a los restaurantes de los cinco condados a permitirles el acceso irrestricto a los trabajadores que hacen entrega de alimentos.

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