La farmacéutica Yolanda Meléndez explica que sigue siendo difícil procesar la muerte por el coronavirus de quienes eran clientes habituales.

"Fue bastante duro, no solamente para mí pero también para los que trabajan conmigo porque ellos son las personas que se convierten como tu familia. A veces la gente habla más con nosotros que con su propia familia", dijo Meléndez.

Meléndez recuerda que cuando el número de fallecidos que acudían a su farmacia llegó a 100, dejó de contar.

Por eso esta neoyorquina criada en la República Dominicana no cesa en su empeño para que los vecinos de Washington Heights se vacunen.

"Fuimos uno de los más afectados porque somos una comunidad de trabajadores que estábamos siempre al frente, éramos lo que trabajamos en farmacias, lo que trabajamos en los restaurantes, fuimos lo que estuvimos siempre expuestos a todo", agregó Meléndez.

La farmacia San Jesús, con 35 años en la comunidad, fue el primer establecimiento independiente en administrar la vacuna contra el Covid 19 en el Alto Manhattan.

A pesar de ello, el índice de vacunación continúa por debajo de la media de la ciudad. Así que, tanto en inglés como en español, esta farmacéutica con veinte años de esperiencia se dedica a informar a sus vecinos, la mayoría personas de la tercera edad, sobre la necesidad de vacunarse.

"Todos los días viene gente a preguntarme diferente de cómo yo me siento sobre la tecnología de la vacuna y honestamente yo no tengo nada negativo que decir. Es todo positivo y eso es lo que le trato de inculcar a los pacientes que vienen con esas preguntas o con esos miedos e inquietudes", dijo Meléndez.

Y parece que su empeño está dando fruto. Desde febrero, Yolanda ha estado muy ocupada vacunado a unas 40 personas al día.

"Siempre teníamos empleados que estaban aquí monitorearlos, respondiéndole cualquier pregunta cuando se sentaban a leer el formulario, responderle cualquier duda que ellos tuvieran", dijo Meléndez.

Yolanda Meléndez.

Yolanda se mudó con sus padres a la República Dominicana cuando tenía 5 años, hasta que regresó a los Estados Unidos a los 17 para cursar sus estudios universitarios.

A pesar de los obstáculos de este último año, su objetivo es seguir cuidando a su comunidad de la forma que mejor sabe: con un trato cercano y amable. 

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