Misael Urzuasa se coloca los últimos detalles del traje de chinelo, una tradición del estado de Morelos que usaban sus habitantes para burlarse de los españoles que dominaban a los pueblos en México.

Junto con otras 100 personas, Urzuasa participó en la edición 48 del Desfile de Halloween para representar la cultura mexicana a pesar de tratarse de un evento que resalta la tradición estadounidense.

"Nos sentimos orgullosos, más porque acá están mis hijos. Es una tradición que seguimos, los chilenos enseñan parte de la cultura de nuestro pueblo", detalla Urzuasa.

 

Pero ellos no son los únicos latinos que muestran su identidad en este desfile, las famosas calaveras gigantes volvieron a tomar la Sexta Avenida.

Y dentro de este desfile no podía faltar la música mexicana del mariachi que impuso las notas musicales latinas a la famosa parada.

Además, una familia vino disfrazada de catrinas con un sentido especial, honrar a seis familiares que perdieron la vida debido al COVID: "Porque nos lleva a nuestra cultura, nuestras creencias y a nuestro pasado que esperamos con mucha ansiedad".

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Y después de la pandemia no podía haber otros disfraz más especial que el de la vacunación: "Este año representa mucho porque el año pasado no estuvo muy bien por el COVID, la pandemia estaba muy feo", comenta una de las participantes.

Y como si fuera un espeluznante cuento de ultratumba que se revive cada año, más de 50,000 zombies, monstruos y diversas criaturas producieron el asombro y terror en los miles de espectadores. 

El desfile recorrió desde Spring street hasta la calle 14. Al final de la parada, uno de los contingentes volvió a bailar la famosa coreografía de Thriller por decenas de zombies, monstruos y almas en pena que recrearon un ambiente de Halloween que ni la peor de las pesadillas podría emular.