Familia dominicana rescata el arte de fabricar puros a mano

En este modesto local ubicado en el corazón del distrito de la moda, se encuentra uno de los secretos escondidos en Manhattan: la fábrica de puros más antigua en el estado de Nueva York.

¿Y qué es tan especial de este negocio? Su dueño actual, Jesús Martínez relata la historia: "Tenemos desde 1974 haciendo cigarros a mano. Mi padre fundó la compañía. Él era enrollador de tabaco en República Dominicana. Vino aquí, empezó a trabajar en una compañía y luego se dicidió a abrir su propia compañía".

El padre de Jesús tuvo que sobreponerse a muchas dificultades, principalmente porque no hablaba inglés. Sin embargo,  siempre contó con un trabajador invaluable: "Cuando salía de la secundaria, venía en la tarde a ayudarlo. Cuando empecé la Universidad, me nació la pasión. Y luego, decidí seguir en el negocio. Afortunadamente, al coger las riendas del negocio, él se pudo retirar un poquito más temprano", explica su hijo, el actual gerente del negocio.

La factoría Martinez Hand Rolled Cigars elabora puros con diversos sabores y distintos tamaños. Los precios de cada puro van desde $30 hasta $240 dólares. Y sus tres enrolladores trabajan 8 horas diarias: "Y cada uno hace de 100, 150 a 200 cigarros dependiendo del tamaño", explica Martínez.   

Pero cómo hace Jesús para mantener su artesanal negocio en un mercado tan competitivo: "Vendemos cigarros por internet. Vendemos cigarros al por mayor. Tenemos unas cuantas tiendas en Filadelfia y New Jersey. Y en el mismo Mahattan hay un par de cigar bars a los que les hacemos su cigarros y eso ayuda mucho".

Martínez explicó que su mano de obra la contrata en la localidad dominicana de Tamboril. Un pueblo donde muchos de sus habitantes  se decican a la industria del tabaco. Por lo que cuando llegan a Nueva York para trabajar en su fábrica, ya tienen mucho conocimiento de esta labor artesanal.

"Estos muchachos tienen más de 15 años trabajando con nosotros. O sea, somos una familia", añade Martínez.

Jesús tiene dos hijos y nos dijo si quiere que se queden con este negocio familiar: "Lo que pienso hacer es lo mismo que hizo mi padre. Él nunca me obligó a venir al trabajo. Si les gusta el negocio, pues es una gran oportunidad. Pero si quieren tomar otro camino, pues toda la suerte del mundo".