A pesar de que el gobierno de la ciudad dio luz verde para que a partir de este lunes los estudiantes desde Kindergarten hasta el 12 grado dejen de usar sus mascarillas, la mayoría de padres con los que hablamos en el frente de la escuela Q222, en Jackson Heights, prefieren que sus hijos no se la quiten.

“Yo pienso que es necesario y es mejor usarlas a arriesgar a más niños que se contagien, pues", dijo la madre de familia Hilaria Villegas.

“Realmente todavía no se sabe si la pandemia se fue o todavía está, ¿entiende?”, dijo Diego García, también padre de familia.

Esto, a pesar que la tasa de contagios está por debajo del dos por ciento en toda la ciudad. Pero en Jackson Heights, que fue epicentro de la pandemia en toda la ciudad, no se ha borrado de la memoria colectiva los daños que ha causado el virus.

“¡Tenemos que seguirnos cuidándonos, no!”, dijo Ana Linares, otra madre.

Alrededor de una docena de padres nos dieron similares respuestas. Otros tres sin embargo, incluyendo a una abuelita, nos dijeron que ya era tiempo de poner las mascarillas a un lado.

“Feliz que ella pueda respirar el aire fresco, uno tapándose así, eso es respirar sucio", dijo Luney Tubis.

“Por fin, digo yo, porque qué pecado ellos con esa mascarilla todo el momento, a toda hora", dijo Maby Paz.

“Vamos a tratar porque ya hay que aprender a vivir con eso, ¿qué mas vamos hacer?", dijo la abuela María Henao.

El uso de cubrebocas sigue siendo obligatorio para los estudiantes menores de cinco años y también en guarderías y programas para niños supervisados por el departamento de Salud.

El presidente del Sindicato de Maestros Michael Mulgrew, dice que opta porque el uso de mascarillas sea opcional.  

Desde hoy en adelante, también, finaliza el programa Key2NYC, que requiere que negocios, como restaurantes, bares, gimnasios y otros lugares cerrados, exijan prueba de vacunación para dejar entrar a sus clientes.  

Algo que ha traído alivio a dueños de negocios y empleados.           

“Es como un poquito más relajante, no preguntarle a la gente por la carta de vacuna", dijo Roberto Rojas, dueño de restaurante.

“Fue una gran opción tomar esa medida ya que mucha gente no estaba vacunada y se les pedía que hicieran el favor de comer afuera", dijo Leo Hurtado, empleada de una repostería.

Mientras tanto, la regla que exige la vacunación de los empleados de la ciudad sigue vigente.

También sigue de pie el mandato de mascarilla para los que usan el transporte público.  

El alcalde Adams dice que todavía la ciudad no ha llegado a ese punto.