En el frente de un centro de recreación en la avenida Longwood, en El Bronx, fue que balearon a dos jóvenes. Uno de ellos, de 15 años -Josue López-Ortega- recibió un tiro mortal en la cabeza.

Todo lo que sé es que él era un buen niño, nos dijo Yolanda Santoni, la mamá de un amigo del joven que murió.

El incidente ocurrió el jueves a eso de las 9 de la noche cuando la víctima y otro joven de 16 años, salían del centro recreativo de la Liga Atlética de la Policía, luego de asistir a un partido de baloncesto. 

Según las autoridades, ellos fueron confrontados por otro grupo afuera del centro.

Y tras una discusión, aparentemente debido a una disputa previa, un joven, que usaba una máscara disparó y golpeó a las dos víctimas, según el informe policial.

El adolescente de 15 años recibió un tiro en la cabeza y fue trasladado en estado crítico al Hospital Lincoln. El viernes en la tarde, las autoridades confirmaron su fallecimiento.

Milly Colón, presidenta del comité comunitario del cuartel 41 nos dijo que se siente indignada al saber que este tiroteo ocurrió cerca de un centro de recreación dirigido por la policía. 

“Este local aquí es para los niños, para fortalecerlos a ellos, educarlos a ellos y prepararlos para un camino para el futuro, no para tener matanza, no para tener disgustos", dijo Colón.

La otra víctima, de 16 años, recibió un disparo en la pierna y se espera que sobreviva. 

“Me preocupa mucho, me preocupa, porque tengo hijos y también trabajo en una escuela y son estudiantes y eso me preocupa. Me da pena de que le pase algo a uno de ellos también porque son jovencitos", dijo Ingrid Martin, residente del área.

Las autoridades continúan investigando el incidente.  Hasta el momento no se ha recuperado el arma usada por el agresor ni se han realizado arrestos, según la policía. 

La presidenta del condado de El Bronx Vanessa Gibson emitió una declaración sobre el tiroteo: "El tiroteo de ayer fuera de la Liga Atlética de la Policía en Longwood que dejó un adolescente herido, y otro mortalmente herido, además del descubrimiento por un agente de seguridad escolar de armas en la mochila de un niño de 13 años en Fordham Heights, deja muy claro que la epidemia de armas en la ciudad de Nueva York está lejos de terminar.

"Nuestros hijos merecen aprender y recrearse en entornos seguros. Estamos agradecidos al valiente estudiante que expresó su preocupación y ayudó a los agentes de seguridad escolar a recuperar las armas, pero nuestros hijos no deberían tener que ser superhéroes en la escuela ni temer ser tiroteados en la calle", sigue la declaración.

"Las armas no tienen cabida en nuestras calles, y desde luego no tienen cabida en nuestros centros educativos y espacios recreativos. Estos incidentes y tantos otros ponen de relieve la urgente necesidad de que pongamos fin a la proliferación de armas en nuestros barrios. También quiero dar las gracias al increíble equipo de la Liga Atlética de la Policía por su compromiso y dedicación a nuestros jóvenes. Los centros comunitarios son espacios seguros, y no aceptaremos ningún intento de poner en peligro o socavar su labor", señaló Gibson.