A sus doce años, Naihomi Vargas, pudo finalmente conseguir un nuevo hígado.  

Diagnosticada desde pequeña en la República Dominicana con hepatitis autoinmune, la enfermedad evolucionó en los últimos años hacia la cirrosis, con otras complicaciones, lo que la expuso a un alto riesgo de hemorragias y por consecuencia con la necesidad de un trasplante.

"Se le hizo la operación allá, la cosa fue caminando de lo más bien, como a los 6 años de edad la niña empezó a creérsele la barriguita. Yo a través de los médicos ellos detectaron que el vasito se le estaba creciendo y que había que hacerle otra operación, entonces yo me preocupe por eso y me le estaba presionando el hígado, y ahí fue que vino el problema", explicó José Vargas, padre de Naihomi.

 

 

Obligándolos a salir de su país en búsqueda del sueño de un nuevo hígado y convirtiendose en el primer caso de trasplante hepático pediátrico realizado en NYU Langone Health.

“Cuando conocimos a Naihomi ya era un poco tarde para ponerla en medicina, para tratar la hepatitis autoinmune, que en muchos casos resulta muy bien tratada con la inmunosupresión, pero en caso de ella ya había mucho tejido de cicatrización", explicó la doctora Debora Kogan Libernan, Dir. Hepatología Pediátrica Hospital Infantil Hassenfeld de NYU Langone.

"Así que lo que hicimos es traer las complicaciones, le damos medicina para que se vaya el agua de la barriga, hicimos exámenes e endoscopias y erradicar las varices, y eventualmente la pusimos en lista de espera de trasplante.", agregó Kogan Libernan.  

 
Kogan Libernan.

 

Sin imaginarlo, pronto se dispuso un órgano adecuado y Naihomi se sometió al trasplante.

“Y tuvimos una oferta de un donante que era apropiado para su edad y su peso, por suerte ha salido todo como lo esperábamos", dijo la doctora Kogan Libernan. "Ella se recuperó de una forma formidable, van a ver como ella después de una semana puede caminar, puede ambular, comer, toma sus medicaciones sin ningún tipo de problemas, la familia aprendió y sigue aprendiendo cómo es el cuidado del paciente después del trasplante porque esto es una cosa de por vida". 

Su padre atentamente escuchaba a los médicos sobre las medicinas que debe tomar para su recuperacion.

“Yo me sentí lo más feliz de la vida, como si hubiese sido para mí, yo me sentí. Porque eso es un corazoncito de lo que yo más quiero en casa, con la única que yo he tenido que coger riesgo es con ella, todas las carreras para el médico, soy yo que estoy atento", dijo el padre José.

Tras el exitoso trasplante, el grupo de cirujanos dicen que poder intervenir y cambiar la trayectoria vital de ella y otros niños es increíblemente gratificante.