Este verano y sobre todo durante los días en que la ciudad parece un horno, más neoyorquinos han tratado de escapar el calor en las piscinas públicas.

Con algunas albercas cerradas y todos los programas de natación suspendidos porque con la pandemia el Departamento de Parques no ha podido contratar y entrenar salvavidas.

Una de las asistentes explica: "Hace mucho calor y ahora hay mucha gente afuera. Está bien por ahora, no me preocupa el virus".

Pero a las autoridades sí preocupa la extensión de la variante Delta. Además del protector solar gratuito, las piscinas de los cinco condados proporcionan gel desinfectante; de igual modo, se solicita a todos los usuarios extremar precauciones, usar mascarilla en vestidores, baños y otros interiores y mantener distanciamiento social en la medida de lo posible, pero sobre todo, vacunarse.

Una bañista comenta al respecto: "Tengo las dos dosis de Pfizer y les recomiendo a la gente que se vacunen porque es muy importante. Estamos aquí al aire libre y no sabemos quién está vacunado y quien no".

Mientras que para uno de los niños en la alberca: "La vacuna nueva ya salió y el 70% de la gente ya están vacunados, así que está más seguro".

El riesgo, sostienen los expertos, se hace exponencialmente mayor entre quienes —por la razón que sea— no se han inoculado.

El Dr. Sixto Caro, médico internista en el hospital NYU Langone, apunta: "Los no vacunados están a mucho más alto riesgo de adquirir el coronavirus. No solo el más común sino también algunas de las cepas que son resistentes a medicamentos o mutantes.

Después de este viernes durante el resto de la temporada, el horario normal de las piscinas al aire libre será de 11:00 de la mañana a 7:00 de la noche todos los días; con un descanso para limpiarlas entre 3 y 4 de la tarde. 

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